Fasciopatía Plantar (conocida como fascitis plantar). Síntomas, causas, prevención y tratamientos

La fasciopatía plantar es una de las causas más comunes de dolor de talón en los adultos pudiendo llegar a ser muy incapacitante.

Su principal síntoma es el dolor en el talón, que empeora en los primeros pasos de la mañana o después de un período de inactividad física (por ej.: estar sentados), aliviándose un poco o totalmente a lo largo del día, y volviendo a empeorar cuando ya llevamos un tiempo relativamente prolongado de pie o caminando. En fases avanzadas, el dolor puede ser continuo e incluso obligar a cojear.

¿Qué es?

La fascia plantar es una estructura en forma de tejido fibroso que tiene consistencia inelástica. Se extiende desde el talón hasta la base de los dedos y tiene una función esencial al caminar, ya que es una de las principales estructuras responsables de mantener el arco plantar y almacenar y devolver la energía que se produce cuando el pie impacta contra el suelo. Además, se encarga de proteger los metatarsianos evitando un exceso de flexión en los dedos.

Etimológicamente, la palabra fascitis, hace referencia al proceso de inflamación de la fascia plantar, pero investigaciones recientes indican que no siempre la hay. La presencia de microrroturas en la fascia, derivadas de traumatismos de repetición, producen la afectación progresiva del colágeno, ocasionando fasciosis (degeneración de la fascia). Por esto, los nombres propuestos en la actualidad son fasciosis o fasciopatía plantar ya que se adecuan mejor a la realidad clínica.

Es frecuente la coexistencia con el espolón calcáneo, pudiendo representar una respuesta secundaria a la tensión que se genera en la zona de unión con el hueso del talón (calcáneo).

Causas

Las causas de la fasciopatía plantar son múltiples, siendo la principal un exceso de tensión en la misma. Este se puede dar por:

  • Variaciones anatómicas en los pies:
    • Pronación exagerada (en tiempo o grados).
    • Pies planos o cavos.
    • Acortamiento del tendón de Aquiles.
    • Falta de flexibilidad de los músculos de la pierna (gemelos).
    • Personas que tienen limitada la flexión del tobillo.
  • Un calzado inadecuado (suela demasiado rígida o blanda, desgaste excesivo del talón, calzado que no sujete).
  • Practicar deportes sobre superficies duras.
  • Incremento de la actividad de manera repentina, como puede ser el aumentar la intensidad de un deporte demasiado rápido (ej.: correr) o en verano, al aumentar los paseos, si no estamos acostumbrados.
  • Correr sobre las puntas de los pies (contacto de antepié) o en rutas con mucho descenso. Esto se da sobre todo en atletas con desequilibrios biomecánicos en extremidades inferiores.
  • El sobrepeso: un sobrepeso de 3kg aporta en cada apoyo un impacto suplementario de 9 kg, lo que puede llevar a una sobrecarga con el paso de los kilómetros. Aumento de peso repentino (como puede ser el embarazo), donde el sistema musculoligamentoso que sujeta el pie resulta insuficiente para el peso de la persona.

Prevención

Es importante elegir un calzado correcto para la actividad y el peso, mantener el peso corporal en valores aconsejables, no permanecer demasiadas horas de pie, si es posible e incrementar la intensidad de las actividades que supongan carga en el pie de manera paulatina.

Así mismo, no es necesario esperar a sentir dolor para acudir al podólogo; es importante revisar el estado de salud de los pies periódicamente. El podólogo nos informará sobre el estado de nuestros pies y si es necesario realizar alguna actuación preventiva.

Tratamiento

Es muy importante un buen diagnóstico, ya que existen otro tipo de talalgias (dolores de talón) que podrían confundirse con esta patología en cuestión. Después del diagnóstico, existen un gran abanico de tratamientos para tratar la fasciopatía plantar. En los meses iniciales, el dolor se suele responder bien a una combinación de tratamiento físico y compensación biomecánica, mediante soportes plantares a medida.

En general el pronóstico es favorable. Aproximadamente el 80% de los pacientes presentan una resolución completa en los primeros 12 meses de su presentación. Sin embargo, cuanto más tiempo pase desde el inicio del dolor hasta el tratamiento más se complica su resolución, persistiendo síntomas leves en un 15% de los casos y presentando síntomas limitantes un 3% después de 3 años. Alrededor de un 3-5% precisarán tratamiento quirúrgico.

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