Problemas de los tacones altos

Los tacones, ese elemento inconfundible del estilismo. Los hay con mayor o menor altura -y anchura-, aunque su sonido al tocar el suelo es único. Pero es de sobra conocido que no son muy cómodos y, por lo tanto, no son la mejor opción para el pie. Sus características suponen un aumento del riesgo en varios frentes, por lo que es importante tener en cuenta una serie de recomendaciones.

Los riesgos del tacón alto

Los zapatos de tacones presentan problemas en diferentes ámbitos. 

El primero puede ser el de la superficie de contacto con el suelo o el ineficaz reparto de pesos. Si el tacón es de aguja, muy fino, sus características lo hacen de mayor riesgo para la salud del pie. El Consejo General de Colegios Oficiales de Podólogos (2016), en una comparativa encargada al podólogo Roberto Pascual, expone en esta tabla los datos de superficie de contacto y reparto de presiones de este tipo de calzado, comparado con el deportivo: 

Se puede observar una menor superficie de contacto total y un desplazamiento de las presiones desde el talón hacia la parte anterior del pie, elementos negativos para la comodidad y la salud. Estas presiones van a ser mayores o menores en virtud del ancho del tacón, pero sobre todo de su altura.

Los podólogos recomiendan no usar tacones de manera habitual y, de hacerlo, no deben superar los cuatro centímetros. A mayor tamaño, más grande será el ángulo de inclinación del pie y, mayor peso soportará este en su zona anterior lo que puede acarrear numerosas complicaciones (Fustero, 2007):

Los tacones muy altos no sólo deforman la bóveda de la planta del pie, sino que también pueden dar lugar a un acortamiento de los gemelos, así como sobrecargar los dedos de los pies. Los dedos quedan aplastados contra la punta del zapato, con lo que se pueden causar dedos en garra.

Esa posición tan poco natural del pie, con la zona anterior más baja que el talón, sobrecarga el antepié y provoca un disbalance en la función de los tendones del dorso y de la planta que controlan la posición de los dedos, favoreciendo la aparición de deformidades en los mismos (garra, martillo…). Además el hecho de que este tipo de calzado presenta una punta muy afilada, conlleva también el riesgo de aparición de helomas (callosidades), motivadas por el roce entre los dedos, o incluso entre estos y las paredes internas del zapato, corriendo además el riesgo de que aparezcan ampollas. 

Otras patologías muy frecuentes son las metatarsalgias, que provocan dolor e inflamación en la zona que une los dedos con la planta del pie (cabezas metatarsales). Si el tacón es alto, el dedo gordo se desvía de su posición natural pudiendo deformar la articulación y producir los conocidos «juanetes» o hallux valgus, lo que puede provocar roces y dolores en la zona.

Separar el tacón del suelo conlleva, también, mayor inestabilidad. Si el tacón es muy fino, es mucho más frágil que otro calzado y se puede romper con facilidad, causando caídas o lesiones no sólo en los pies. Las presiones desiguales y la falta de firmeza con este tipo de calzado aumentan el riesgo de esguince de tobillo. 

Tacones Con Tira Al Tobillo Con Punta Abierta De Cuero Blanco

Complicaciones que no sólo afectan al pie

Villarroya y Coloma Villacampa (1997) apuntan a la experiencia en el uso de tacones como un factor mitigador o potenciador de las complicaciones físicas que producen, y que:

La máxima flexión de cadera, que se produce en la fase de oscilación, disminuye conforme aumenta la altura del tacón en las personas acostumbradas al mismo, mientras que aumenta en las no acostumbradas. La extensión máxima de la rodilla disminuye conforme aumenta el tacón tanto en las mujeres que tienen experiencia como las que no la tienen, mientras que la flexión máxima se mantiene igual. A nivel del tobillo, la adaptación al tacón se produce de forma muy dispar, aunque llama la atención la exageración de la flexión dorsal cuando personas acostumbradas a llevar tacón caminan descalzas.

Como vemos, los tacones producen cambios en tobillos, rodillas, cadera e incluso en la espalda. El efecto de alzar unos centímetros el tacón produce una postura corporal muy distinta y los efectos perjudiciales para la salud personal pueden ser muy perjudiciales.

En otro estudio (Ruiz-Ibán et al., 2007) se mide la fatiga que los tacones producen en el cuerpo y sus consecuencias, como un incremento en el balanceo postural. En este estudio se añade que “el cansancio tiene efecto también sobre la marcha con aumento de la frecuencia de los pasos con menor longitud de la zancada y un incremento en el coste energético de la marcha”. Y concluye que, una vez se quita el zapato de tacón y se recupera una postura normal, los niveles de cansancio en pies y cadera se reducen.
Por todo esto, el calzado de tacón debería usarse con criterio y en ocasiones contadas a lo largo del año.

Bibliografía:

Villarroya A., Coloma Villacampa S., Loiti Loidi J. (1997) Influencia de las diferentes alturas de tacón en la marcha. Estudio goniométrico. Biomec 66-73.

Isabel Fusteroa (2007) Cuidado de los pies. Vol. 26. Núm. 2. Páginas 66-72. Recuperado de: https://www.elsevier.es/es-revista-offarm-4-articulo-cuidado-pies-13099399 

Ruíz Ibán, M., Elías Marín, M., González Lizán, F., Heredia, J., & Ruíz Fernández, J. (2007). Efecto del uso prolongado de zapatos de tacón alto sobre la alineación sagital de la pelvis. In Revista Mexicana de Medicina Física y Rehabilitación , 19 (pp. 69-74). Recuperado de: https://www.medigraphic.com/pdfs/fisica/mf-2007/mf074d.pdf 

Bombi Arrieta, M. (2015). Características de los zapatos de tacón. Trabajo de Fin de Grado. Recuperado de: http://diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/96278/1/96278.pdf 

CGCOP. «Las podólogas «se descalzan» contra la imposición de los tacones», 2016. Recuperado de: https://cgcop.es/las-podologas-se-descalzan-contra-la-imposicion-de-los-tacones/