La podología y la esclerosis lateral amiotrófica

Hoy, 21 de junio se celebra de nuevo el Día Mundial de la lucha contra la Esclerosis Lateral Amiotrófica, conocida popularmente como ELA. Este día de celebración fue impulsado por todas aquellas asociaciones de pacientes con el objetivo de concienciar sobre esta enfermedad, unir fuerzas y exigir más investigación para poder lograr un aumento en la esperanza de vida de estos pacientes o, cuanto menos, un incremento de su bienestar.

Muchas veces escuchamos hablar de la ELA pero, poca gente conoce exactamente que síntomas causa esta enfermedad. Este tipo de esclerosis es una enfermedad degenerativa del sistema nervioso – concretamente afecta a las neuronas motoras, esto es las células encargadas de transmitir la orden del  movimiento voluntario del cerebro a los músculos. Esta enfermedad afecta a más de 3.000 personas en España,  convirtiéndose en la 3º enfermedad  neurodegenerativa más común. A día de hoy, no existe cura.

La ELA se caracteriza por provocar una  parálisis muscular progresiva, debido a la degeneración de estas neuronas motoras que incapacita al cerebro de iniciar y controlar el movimiento muscular. De este modo, los pacientes ven como a medida que la enfermedad avanza, su actividad muscular voluntaria esencial -que afecta a procesos tan básicos como el habla, la respiración, la capacidad de comer o caminar- queda más y más incapacitada. Dado su carácter progresivo e irreversible hace que los pacientes se encaminen de cara a la  parálisis completa.

El hecho de que no exista una cura, hace que su tratamiento solo tenga el objetivo de paliar los síntomas, intentando mejorar la calidad de vida de todos estos pacientes que sufren esta enfermedad. Aquí, es donde entra en acción la podología y sus especialistas.

Según un estudio realizado en la unidad multidisciplinar del Hospital de  Bellvitge, los desequilibrios musculares que suelen sufrir estos pacientes hacen que un elevado porcentaje de estos presenten dedos en garra (estaríamos hablando de un 57,14% en los pacientes de origen  espinal y un 40% nos de origen  bulbar). Esto puede explicarse debido a una mayor fuerza muscular de los músculos  flexores ancho y corto de los dedos respeto a los músculos  extensores de los dedos.

Por otra parte, aparecen edemas como resultado de la insuficiencia  linfática – que conduce a un proceso  inflamatorio progresivo que se manifiesta con molestias e infecciones – que acaba por hacer mella en la calidad de vida del paciente. Los  pacientes que son incapaces de realizar una marcha autónoma y que son usuarios de  sillas de ruedas presentan más frecuentemente esta dolencia. A la hora de reducir este  linfedema la mejor opción es optar por la elevación de la pierna y la aplicación de vendajes, ya que no es recomendable la administración de diuréticos  entre estos pacientes. 

A mayores, con este estudio se observó una fuerte presencia simultánea de  onicomicosis y edemas. Esto se debe a que estos  linfedemas facilitan la proliferación de infecciones y, por  ende, posibles  onicomicosis. No obstante también se encontraron otras dolencias similares, aunque con  incidencias más bajas como bien puede ser el síndrome de las uñas amarillas (SUA) – que se caracteriza por una tríada compuesta por afición pulmonar (derrame  pleural), la aparición de las uñas  amarillentas y los  linfedemas de las extremidades.

Respecto a la musculatura de la extremidad inferior se pudo observar que la enfermedad comienza concentrado en un punto y poco a poco se va extendiendo por el resto del cuerpo. No obstante, en este estudio no se diferenció a aquellos pacientes que presentaron síntomas iniciales en el pie en contraposición a aquellos que iniciaron los síntomas en la extremidad superior. En cualquier caso, el síntoma que sí que presentan en común todos ellos es el orden de afectación de mayor a menor impacto de los músculos del pie:  extensor del Hallux,  extensor común de los dedos y  peroneos. También que en estos  pacientes se de la con mayor frecuencia una limitación de la flexión dorsal de  tobillo de más de 10º, lo que  influye en la marcha y en el desarrollo de patologías  podológicas.

Por lo tanto, el podólogo puede ayudar a estos pacientes para mejorar su calidad de vida tratando estas dolencias  podológicas. Las características de la enfermedad hacen que las personas que padecen ELA, sobre todo cuando aún conservan la capacidad de caminar, sean propensas a sufrir  helomas (“callos”)  tanto en la planta de los  pies como en el dorso de los dedos, así como  onicocriptosis (uñas clavadas) y roces susceptibles de infecciones, – que pueden llegar a ser importantes con relativa facilidad y rapidez dependiendo del estado circulatorio. Por  esto es interesante realizar quiropodias periódicamente -además de realizar un corte correcto de las uñas que se  clavan y tratar las posibles durezas y  helomas, el podólogo haría un control del correcto estado de  salud del pie.

También sería muy interesante que el podólogo actuara ante aquellos  pacientes que aún conservan una marcha autónoma: con la realización de un estudio biomecánico y procurando realizar las compensaciones necesarias de cada paciente -haciéndolo sentir a la vez más seguro durante la deambulación- de este modo, se prolongará el máximo tiempo posible esta fase de deambulación autónoma. Esto se podría llevar a cabo mediante el estudio y confección de unos soportes plantares individualizados para cada paciente o la aplicación de  férulas -que mantengan el pie en una posición de 90º- evitando así los tropiezos y caídas y a la vez introduciendo en la misma férula un soporte plantar individualizado realizando las compensaciones necesarias. Además, el podólogo, puede recomendar el calzado más apropiado para cada paciente, dependiendo de las características de la marcha de este, para ayudarle a aumentar su estabilidad y evitar la aparición de roces y heridas.

Cuando el paciente ya no es capaz de realizar una deambulación y requiere de ayudas o se encuentra en una silla de ruedas, el podólogo puede actuar a nivel de la sintomatología aguda que presente en ese momento como es el caso de la presencia de los edemas, dedos en garra o  onicomicose..   

FUENTES

1. Flores Gonzáles, M., 2017. Descripción de las alteraciones podológicas en pacientes con Esclerosis Lateral Amiotrófica. Barcelona: Universitat de Barcelona.

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