Los pies en la danza: principales lesiones y su prevención

A pesar de que la danza es una rama de la escena artística, también es necesario que la bailarina o bailarín cuente con unas determinadas condiciones físicas para ser quien de soportar el esfuerzo que supone bailar. Además, la danza suele implicar un esfuerzo físico muy grande que conlleva lesiones en el profesional, siendo los pies una de las zonas más afectadas. Las lesiones más habituales en la danza suceden en el miembro inferior. Por orden de frecuencia, en el tobillo (con el 39%) y pie (23%), seguidos de la cadera (20%) y rodilla (18%).

La tendinitis es una de las lesiones más frecuentes, localizándose con mayor frecuencia en la zona del tendón de Aquiles. Sin embargo, la afección más repetida entre bailarines suele ser el hallux valgus, seguido de los dedos en garra (41%), hiperqueratosis (31%), problemas en las uñas encabezados por los hematomas (1.5%). De hecho, se ha demostrado que cuanto más temprana es la edad de iniciación en esta rama del arte, mayor es la probabilidad de padecer deformidades digitales como el hallux valgus o juanete. Lo mismo acontece con los profesionales de la danza clásica frente a otras modalidades. Por otra parte, aunque en la mayoría de los casos sus pies cuentan con una anatomía normal (65%), es relativamente frecuente la presencia del pie cavo (17%), seguido del cavo valgo (9%) y el pie plano (9%).

Los bailarines y bailarinas profesionales acaban adquiriendo una mayor movilidad y flexibilidad. Es así que se ha demostrado un aumento del rango de movilidad en zonas como el tobillo. En este sentido, los esfuerzos reiterados en la zona conllevan, casi de forma inevitable, a distintas condiciones y lesiones que afectan a los pies. Estas se pueden dividir en varias categorías, siendo una de ellas la variación morfológica del pie relacionada con su práctica:

  • Hallux valgus. Es una desviación del primer dedo del pie y la consecuente deformación e inflamación de la articulación, lo que se conoce como juanete. En el profesional de la danza influye el trabajo sobre la punta del dedo, por el efecto de la posición y de la forma de la zapatilla. Asimismo, en este caso suele ser bilateral y con relación entre lo baile clásico y la edad de inicio en el mismo.
  • Dedos en garra. Está motivado por la sobrecarga que produce la posición de punta sobre el primer y segundo dedo. El pie se adapta a la posición habitual de danza, para soportar mejor la carga, lo que implica que el segundo dedo suele ganar densidad de tejido óseo para resistir mejor el esfuerzo. Otros factores influyen en la formación de dedos en garra como la existencia previa de un juanete, condiciones genéticas, el calzado empleado, el tono muscular, la morfología ósea y articular, etc.

Como ya se dijo, las lesiones musculares más habituales implican el tendón de Aquiles, pero también los ligamentos del tobillo.

  • Esguince de tobillo. Es una de las lesiones más comunes, ya que es una de las zonas que más trabaja y, generalmente, afecta al ligamento peroneoastragalino anterior. Los factores que predisponen a padecer esta lesión son pies débiles, un mal control del tobillo, una técnica defectuosa que puede llevar a un mal salto o una superficie inadecuada para trabajar, entre otros.
  • Tendinitis de Aquiles. Se produce la inflamación del tendón de Aquiles. Para evitar esta lesión se debe evitar bailar sobre superficies poco acomodadas, emplear el calzado correcto y sin apretarlo excesivamente. Es también muy importante tener una carga de trabajo adecuada a la condición física de cada persona. 
  • Tendinitis y tenosinovitis del flexor largo del dedo gordo. Se considera una lesión propia de los bailarines, ya que su aparición fuera de la profesión es rara. Es una inflamación del tendón o de la vaina que lo rodea, provocada por un soporte incorrecto del peso, por un golpe directo, por la presencia de presión por parte de las zapatillas o, más frecuentemente, por la debilidad del músculo del antepié. 
  • Fascitis plantar. Es el dolor en la región del talón provocada por la irritación de la inserción del tejido que recubre los músculos de la zona (fascia plantar), en el hueso del talón (calcáneo). Es una lesión habitual en deportistas.
  • Síndrome de la cola del astrágalo. Aparece dolor en la zona posterior del tobillo al realizar flexiones repetitivas, como sucede con el trabajo de puntas en los bailarines. Su aparición puede estar motivada por el trabajo con peso colocado atrás o al volver a bailar tras un largo período de inactividad.

Por otra parte, los continuados esfuerzos y el uso de calzado, puede llevar a lesiones y afecciones cutáneas de los pies. Entre esta categoría se podría destacar:

  • Hiperqueratosis y callosidades. Hace referencia al engrosamiento de la capa más superficial de la piel del pie a causa de un aumento de células muertas y descamadas. Mientras que la hiperqueratosis plantar se da en la mayoría de los profesionales, alrededor del 80%, en el dorso de los dedos afecta en un 40%. 
  • Uña encarnada. Aunque se puede deber a componentes genéticos, en la mayoría de los bailarines se debe al uso de un calzado estrecho o muy apretado. Para su prevención se deberían cortar las uñas rectas y evitar el calzado estrecho.
  • Otras lesiones. Van desde ampollas, verrugas plantar y fisuras en la piel hasta paroniquia (infección de la piel alrededor de las uñas).

Asimismo, los esfuerzos continuados y un mal ejercicio pueden llevar a lesiones más graves como pueden ser las fracturas por estrés de los metatarsianos, siendo el segundo y el tercero los más afectados.

Algunas de las medidas preventivas que se pueden tomar en podología para mejorar la situación de los pies de un bailarín son sesiones de quiropodia de manera regular, para prevenir la formación de durezas y callosidades y la uña encarnada. Además, para conocer en mayor profundidad la salud de los pies, está indicado realizar un estudio biomecánico de la pisada de los bailarines, con lo que se puede pautar, no solo un tratamiento correcto cuando existe un problema músculo-esquelético del pie o tobillo, sino que también se puede plantear la estrategia de prevención individualizada más adecuada.

Bibliografía:

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