¿QUÉ DEBEMOS TENER EN CUENTA AL USAR TACONES?

Los especialistas advierten que usar tacones de manera habitual puede causar daños irreversibles

 El pie es la estructura anatómica del cuerpo más olvidada y descuidada por la mayoría de las personas. Concretamente, las mujeres llevan utilizando zapatos de tacón toda la vida, un hecho que beneficia a la imagen ya que consideran que su uso estiliza la pierna y añade elegancia. El uso de tacones no queda relegado a celebraciones o momentos especiales, sino que su utilización es cada vez más cotidiana.

Los podólogos explican que el calzado constituye un elemento que otorga protección, confort, estabilidad y amortiguación al pie, pero según el tipo y su calidad, los zapatos pueden llegar a comprimir el pie y provocar una serie de alteraciones. Los problemas van desde las molestias leves o severas en los pies, hinchazón, hasta problemas en los huesos como son los juanetes, dedos en martillo, callos e, incluso, dolor de espalda. En la mayoría de los casos, la planta de los pies y el tendón de Aquiles resultan los más afectados.

Andar sobre tacones altos hace desplazar el cuerpo hacia delante y obliga a los dedos y al antepié a soportar todo el peso, provocando dolor en estas extremidades

Los podólogos aconsejan utilizar zapatos con un máximo de cinco centímetros de tacón, con horma ancha y preferiblemente de cuña. A partir de dichos centímetros se producen cambios en el centro de gravedad del pie, se asocia a una horma excesivamente estrecha que provoca unas compresiones que de manera continuada pueden repercutir en los pies e incluso en el cuerpo. Cuando se detecta cierta anomalía se recurre a un tratamiento con plantillas, y en ocasiones, ante un caso más abusado se recomienda un tratamiento quirúrgico.

Los tacones de aguja son los más inestables y perjudiciales para la salud porque provocan a la larga más problemas ortopédicos. Por otra parte, los tacones más anchos y con plataformas más elevadas pesan poco y son más estables por lo que producen menos lesiones.

Es recomendable usar una almohadilla de gel para amortiguar el antepié, así como intentar no cargar todo el peso en el pie, sentándose o apoyándose de vez en cuando. También se debe procurar utilizar calzado con suela de goma y con amortiguación suficiente para reducir, en la mayor medida posible, la agresión del impacto. Además los podólogos aconsejan no usarlos en el trabajo.

Tras largas horas utilizando zapatos de tacón es necesario realizar ejercicios de relajación del pie para descomprimir la fascia plantar y aliviar la presión. Entre las recomendaciones de los expertos está la de realizar baños con agua caliente y con agua fría. El contraste de temperaturas nos ayudará a reducir la inflamación después de llevar tacones.

Que se utilice un zapato de tacón de manera puntual no tiene mayor preocupación. El problema está en el abuso continuado de este tipo de calzado.